

Modelo Universitario COP21

Seguridad
Lucha contra el crimen organizado y la violencia armada: Nueva Guerra ecológica ?
La Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de las Naciones Unidas (ONU) para promover el desarrollo sostenible, del 3 al 14 de junio de 1992 ratifico 27 principios para plantear los nuevos desafíos de nuestra milenario. El principio 24 estipula : “La guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible. En consecuencia, los Estados deberán respetar las disposiciones de derecho internacional que protegen al medio ambiente en épocas de conflicto armado, y cooperar en su ulterior desarrollo, según sea necesario.” El principio 25 indica que la paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables. Los conflictos militares, de guerra civil, el narcotráfico siempre conllevan a amenazas a largo plazo como por ejemplo el deterioro del medio ambiente y nuevos riesgos para la salud humana. Considerando el caso colombiano por ejemplo la aspersión de los cultivos de coca ha arrasado tanto la vegetación natural como sembrados lícitos (entre estos 3.000 hectáreas de cultivos alternativos) y varios casos de envenenamiento. Desde 1984 la destrucción por los FARC y la ELN de oleoductos petroleros han causado la contaminación de hectáreas de suelo.
La energía nuclear: Peligro o solución ecológica para la sostenibilidad de nuestro planeta ?
Los sistemas energéticos constituyen uno de los factores importantes de las transformaciones ambientales, no sólo por los efectos de los combustibles fósiles en el clima, sino también por los impactos directos de la explotación de la energía en las regiones de producción. Ahora bien, el consumo de energía ha aumentado fuertemente en América Latina, especialmente en los países emergentes, y tal incremento reposa principalmente en el uso de recursos fósiles. El petróleo y el gas son las principales fuentes de energía y pueden representar hasta dos tercios de la energía primaria. La energía hidráulica tiene un peso significativo en Brasil y algo menor en Venezuela. Las demás energías renovables son todavía de poca importancia, con excepción de la contribución de los carburantes de origen agrícola para las necesidades brasileñas. En ese contexto la energía nuclear puede ser vista como un solución intermedia par un desarrollo verde y sostenible. Pero actualmente solo dos países latinoamericanos son capaz de producir energía nuclear : Argentina y Brasil. Aunque las centrales nucleares son cada día más seguras, los riesgos ambientales, al nivel de la salud que provoca una catástrofe como Chernóbil o Fukushima cuestiona la viabilidad al muy largo plazo de un proyecto nuclear global para el continente Latinoamericano.
Prevención contra los riesgos ambientales, una lucha costosa pero necesaria para la seguridad de la población: quienes tienen que ser los principales actores ?
Durante años las negociaciones de seguridad entre los estados se enfocaban en cuestión territorial, de guerra militar, de estrategia geopolítica. Las dos ultimas décadas plantearon nuevas problemáticas más complejas, frente a un enemigo imperceptible que actúa en todos los sectores de nuestra sociedad y que va destruyendo nuestro planeta. Hoy en día uno de los principales riesgos para los ciudadanos ya no es tanto las guerras en si, aunque sigan existiendo, pero más bien su seguridad ambiental. El porvenir de los recursos naturales, la viabilidad de su medio ambiente afectan o afectaran directamente la vida de cada ciudadano y su seguridad. La evolución de la actividad humana sobre nuestra planeta se debe de ser analizada para encontrar soluciones viables que permitan asegurar a cada uno un porvenir seguro y sostenible. Frente al aumento de lo 60% de los desastres naturales en el mundo entero la seguridad de la población empieza a ser cuestionada. Fukushima, Catrina, Haití, Santiago de Chile, Mitch son nombre que suenan en las orejas de todos los ciudadanos latinoamericanos y del mundo enterró, sinónimos de millares de dólares de perdidas y de miles de muertos. Las instituciones publicas desarrollan un papel siempre más importante en la prevención sin ser siempre eficaz, por eso se plantea la pregunta de nuevos actores que sea públicos, privados, internacionales o locales para poder enfrentarse a los nuevos desafíos climáticos del siglo XXI.
